Roles: tareas de
cada miembro
En Antioquia,
según la trabajadora social Blanca Inés Jiménez, los roles más tradicionales
del padre y de la madre estaban definidos así: “de la buena madre se esperaba
que fuera ante todo educadora, ejemplar y que les diera buenos consejos.
Asimismo, no era aceptado el maltrato; por el contrario, ella debía ser tierna,
entregarse desinteresadamente a ellos y velar por su bienestar. Las expectativas
frente al padre se centraban en que fuera responsable con su familia, moderado
y sin vicios; justo en sus decisiones y en las sanciones que impartía sobre los
hijos. Además, podía ser afectuoso, pero mesurado en sus expresiones”.
Desde estas
funciones —continúa Jiménez— se evidencia que “el padre debía ser el jefe del
hogar, proveedor y trabajador, y sus tareas básicas eran responder
económicamente por los hijos y encauzar su inserción en la sociedad, dándoles
buen ejemplo y corrigiéndoles las conductas que se salieran de lo establecido
socialmente. Como complemento de este hombre la mujer debía buscar su
realización en la maternidad, pues los logros de sus hijos eran sus propios
logros, lo que la llevó a dedicar su tiempo y sus energías a obtener el
bienestar para su familia y a cumplir con las tareas del hogar”.
Hoy, en el país y
en el Departamento, el padre y la madre se encuentran en la transición hacia
nuevos roles y tareas en la familia, pues las demandas actuales exigen que los
padres no desempeñen con los hijos una mera función instrumental que se limite
a proveer, definir normas, dar órdenes o castigar. Por el contrario, deben
establecer con ellos relaciones afectivas en cuyo contexto se ejerza una
autoridad democrática que tenga como base el diálogo y la concertación.
En el caso de las
mujeres, se promueve repensar la maternidad para que no sea su único y
principal medio de realización personal, y se busca que afirmen su autonomía e
independencia afectiva y económica, para que puedan conquistar el manejo de una
autoridad con sentido democrático.
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