crianza de la familia antioqueña
En el marco de las teorías de la
socialización ha sido tradicionalmente aceptada la preponderancia de la
relación diádica-madre-hijo. En el marco de la cultura, y en sociedades con
tendencia matriarcal como es la Antioqueña, tal primacía parece conservar un
alto nivel de validez. La figura femenina tiene en la cultura Antioqueña una
alta preminencia, no solo como figura de cohesión afectiva y de autoridad
moral, sino como reguladora de relaciones con el entorno y administradora de la
economía familiar. Es así que el cuidado y la educación de los hijos como
vivencia cotidiana, continúa estando en manos de las mujeres; los hombres
irrumpen de manera fragmentaria tomando posiciones, que como las ya mencionadas
son extremas, si bien en algunos casos se reconoce la capacidad de diálogo de
algunos padres y en casi todos se reconoce el sentimiento positivo que une a
éstos con sus hijos.
Si bien el padre, al igual que la madre,
ejerce la autoridad, generalmente lo hace para imponer la sanción; la madre,
figura presente en la cotidianidad, cumple la tarea de valorar la falta y
comunicarla al padre; de ahí que la mujer sea quizás el principal referente
moral para los hijos; ella, discierne sobre el sentido de "lo bueno"
y "lo malo", clasifica y juzga las acciones de los niños en términos
del "bien" y del "mal" y finalmente decide quién impondrá
la falta; de ahí que en ocasiones sea ella la que castiga y en otras, sea el
padre quien lo haga. Esta autoridad moral de la mujer-madre es reconocida no sólo
socialmente, sino al nivel del núcleo familiar, y frecuentemente se admite que
la mujer es la que castiga con mayor frecuencia.
En este orden de ideas, existe una tendencia
importante a considerar que las relaciones de pareja y de ésta con los hijos
son buenas, principalmente porque hay un buen trato; las relaciones se hacen "regulares"
o "malas" cuando aparecen el maltrato verbal, los celos y el consumo
de alcohol. Esto nos remite a penetrar en asuntos como el alcoholismo, la
drogadicción, el maltrato a la pareja y la infidelidad como factores de riesgo
para la estabilidad familiar.
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